Me he dado cuenta que este camino, tenebroso, largo y cansón, es un camino que se da por hora, por día y sin limite de tiempo; no es como una gripe que con bastante agua, dormir, sopa de pollo y unos días de descanso uno se sana.
La depresión es diferente, es una enfermedad que puede encubarse en unos cuantos meses o en unos cuantos años, pero no importa cuanto tarde en hacerlo, el curarse, puede llevarse meses, cuidado sino años.
Yo tengo que reconocer que decidí (ya que también es muy importante decidir curarse) zafarme de esta mendiga enfermedad hace apenas un mes y medio, cuando a pesar de mis dudas y sin creer mucho en ello, me fui a ver, de nuevo, con una psiquiatra. Ya antes lo había intentado, pero apenas me sentí mejor, deje de ir y la medicación ¡craso error! volví a caer en las garras de la enfermedad peor que nunca…
la respuesta llego de un libro que pude leer a durísimas penas, “Depresión” de Wina Sturgeon, donde comentaba que esa mejoría que sentí en aquel momento era apenas el comienzo de la recuperación, no la misma en sí; entendí pues, que había cometido un gran error y decidí hacer las cosas bien…
Por ello volví al comienzo, como dije antes no sin muchas dudas, aunque sin otra opción pero todas las ideas se me habían agotado.
Comencé mal realmente, la idea del suicidio era cada vez mas constante y las crisis eran cada vez mas frecuentes; había desarrollado agorafobia y oclofobia, ya ni salía de la casa y dentro de la casa hice de mi habitación mi “lugar seguro”.
La primera cita fue terrible, me dio un ataque de pánico en la entrada de la clínica donde la doctora tiene su consultorio, quería literalmente “volar” a mi casa, por suerte, estaba acompañado de un amigo que vio mi estado y con carácter me dio dos alternativas “¡ o entras a esa estúpida clínica y buscas ayuda o de una vez te lanzas a la calle a que te atropelle un auto! Pero no puedes continuar con este hipo emocional” ahora que lo veo mas fríamente realmente fue una forma de decírmelo muy ruda, pero también quizás, no hubiera reaccionado si lo hacia de otra manera, porque me le quede mirando y con el poco control que tenia fui y tome asiento frente al consultorio de la doctora. (Ahora me pregunto ¿que hubiese hecho mi amigo si yo hubiera optado por la segunda opción?).
La consulta fue lo acostumbrado, solo matizado con mi incontrolable movimientos de piernas y brazos como si estuviera sentado en medio de la Antártida solo con un traje de baño; la doctora tomo algunas notas, pregunto algunas cosas y luego de quien sabe cuanto tiempo (a mi me pareció que fue al menos toda la tarde) me dio todas las instrucciones y recetas necesarias para mi tratamiento; el cual comencé de inmediato.
al principio fue difícil, me sentía aletargado y dormía como oso invernando, mas bien parecía cocainómano pero con los días volví a ser mas normal (normal para mi, no normal/normal), comenzaron a interesarme otras cosas, ya salía solo ¡ya hasta manejaba! cosa que hacia meses que no me atrevía a hacer.
Y van casi dos meses y la mejoría ha sido increíble, estoy estudiando, estoy trabajando (en casa porque aun no creo poder enfrentarme al trabajo y el estrés de una oficina) y poco a poco comienzo yo mismo a imponerme retos, aunque de vez en cuando, no puedo negar, tengo uno que otro desliz…
Pero eso es tema para otra entrada…
No hay comentarios:
Publicar un comentario